domingo, 12 de junio de 2011

De nuevo en este mundo

 “¿Mi vida, pregunta? Para algunos una mierda, para otros no tanto. Muchos piensan que por llevar esta carga soy dependiente de los demás pero, se equivocan. Cuando tienes este tipo de problemas te replanteas seriamente tu vida; en ella tienes dos opciones: dejarte vencer por ello o respirar y coger el toro por los cuernos. ¡Cuánta gente habría optado por la primera y qué pocos tendrían el valor de jugársela con la segunda! Pero en mi opinión, más vale ser valiente y torearlo que estar muerto.“
Parecía estar ya acostumbrado a estas preguntas y tan solo habían pasado dos meses desde su victoria en el gran duelo taurino. Dos meses en los que no recordaba absolutamente nada de lo sucedido, solo que al despertarse, ya permanecía enganchado a “esa cosa que le permitía seguir vivo”. Aunque cada dos días tenía que volver a contar su historia, nunca se le escuchó plasmar el mismo vocablo en su relato.
Paró por segunda vez para respirar el aire que tanto anhelaban sus pulmones y prosigió con su misteriosa noticia.
Era la historia de un humilde taxista y su vehículo. Siempre había una historia que contar, una sonrisa que producir, un chiste que crear.... “el jovial conductor”, me hacían llamar. Y es que en esta vida, pocas personas son así“. Volvió a introducir el oxigeno requerido por sus orifícios nasales . “Una noche subió un hombre del alto standing a mi Violetta (así llamaba al taxi). “Al aeropuerto Riesgo, rápido” exclamó este buen hombre”. Observó con cautela las caras de sus interlocutores, uno de ellos parecía estar inmerso en sus pensamientos puesto que miraba como una cuchara de plata ondeaba las aguas de su ardiente café a la vez que apoyaba su cuerpo sobre su mano izquierda. No le importó, era de esperar que alguien no se sintiera atraido por su aventura, total, ya la había explicado ¿cien veces? desde entonces.

Dos minutos, dos minutos exactos habían pasado; volvió a inhalar el oxígeno necesario. “Y así fue, le conduje hasta el lugar indicado lo más veloz posible. La transacción entre cliente y taxista fue extraordinaria es más, diría que fue una de las mejores”. Se formó una cálida y apacible sonrisa en su envejecido rostro mientras recordaba la escena citada. “Mi último recuerdo fue el de mis manos bajando el helado maletero del coche para cerrarlo; luego, oscuridad”.

Otra respiración, otra posicón, otra observación a los presentadores. Esperaba preguntas que no llegaban a pronunciarse, tan solo se quedaban en sus pensamientos, pensamientos cobardes para salir de su labios. “Y a la famosa pregunta, la ansiada respuesta es NO, no recuerdo nada del secuestro ni de la bala queimpactó en mi corazón. Al volver al “mundo real” pude apreciar la aglomeración de “chipichusques” que controlaban hasta el más mínimo movimiento de mi cuerpo además del palpitante dolor que producía mi nuevo corazón. Mi vida como podéis ver, cambió radicalmente”.

¿Y cuando salió del hospital?” se atrevió a vocalizar el locutor “¿pensó alguna vez en rendirse?”. No se lo pudo creer, aquel aburrido y absorto personaje que minutos atrás parecía estar en Marte, ahora era el primero en disipar las dudas . No pudo evitar sentirse feliz. “Sí para que engañarnos, muchas veces, sobretodo al principio. Luego pensé lo que os dije al inicio de la entrevista, al mes siguiente, quise ser libre y de esta manera, darles a mi familia la independencia que se merecían. Aunque” hizo una pausa “sigo teniendo guardaespaldas “ dijo señalando a sus hijos entre carcajadas. “Ahora quiero intentar llegar a recuperar todo lo que poseía. Si Diós me ha dado otra oportunidad será por algo ”. Volvió a reirse pese a que segundos más tarde, esta acción fue cortada por una irritante tós debido al sobreesfuerzo producido. Bebió agua. Los presentadores contemplaban nimiamente cada gesto que realizaba para poder ofrecerle una rápida asistencia en caso de requerirla. No hizo falta. Levantó la mano haciendo ver que se encontraba en perfectas condicionesy finalizó con una breve conclusión del suceso.

Y es que vivir enganchado a una botella de oxigeno a mi edad, puede resultar una droga difícil de superar aunque, no imposible”. Los aplausos y las lágrimas contenidas durante la grabación se manifestaron a su alrededor, los presentadores concluyeron el programa y la luz de la cámara se apagó; era el fín de la entrevista.